Situados entre mar y montaña, a todo el mundo le atrae el encanto de los Pirineos Orientales.
¿Por qué? Porque los Pirineos Orientales son uno de los escasos departamentos que permiten disfrutar a la vez tanto de la montaña como del mar.
Venga a descubrir estas tierras catalanas; apreciará su patrimonio conservado y su entorno natural y excepcional. Disfrute de los amplios espacios abiertos, entre el azul del mar Mediterráneo y el azul del cielo en las alturas de los Pirineos.
A 1600 metros de altitud, el pueblo de Porté-Puymorens le acoge tanto en invierno como en verano: dos decorados totalmente distintos entre sí, pero tan bellos uno como el otro.
Qué hacer:
Situado en el macizo de Cambre d’Aze, disfrute de una verdadera bocanada de aire puro en Saint Pierre dels Forcats (Sant Pere dels Forcats, en catalán) Un destino en plena naturaleza que hará las delicias de los amantes de panoramas espléndidos con el circo de Cambre d’Aze. Los deportistas también estarán de enhorabuena con un sinfín de actividades según la estación.
Qué hacer:
Gane altura dirigiéndose a Matemale, un pueblo situado en el corazón del Parque Natural Regional del Capcir, a 1.500 metros de altitud.
Qué hacer:
Municipio situado al pie del macizo del Canigó, Vinçà es el típico pueblo que hace de enlace entre los Pirineos y el Mediterráneo.
Qué hacer:
Cases-de-Pène (Cases de Pena, en catalán), que significa "casa en las rocas", está dominada por la ermita de Notre Dame de Pène. Este pintoresco pueblo entre la Sierra de Pena y las alturas de Tautavel hará las delicias de los amantes del vino, que podrán descubrir varios viñedos. Los entusiastas del senderismo de todos los niveles apreciarán las vastas vistas panorámicas que tendrán a su disposición.
Qué hacer:
Alenyà es un auténtico pueblecito catalán, rodeado de viñas, donde vivir es un placer todo el año.
Qué hacer:
Bienvenidos a Elna, la etapa “patrimonio” de este circuito entre mar y montaña. Antigua capital del Rosellón, Elna cuenta con uno de los pasados más ricos del departamento.
Qué hacer:
Siga su recorrido poniendo rumbo a Argelès-sur-Mer: ¡un destino con un 100 % de naturaleza!
Qué hacer:
Esta etapa es la última entre mar y montaña, ya que podrá disfrutar de ambos a la vez. El pasado entre Francia y España ha dejado huellas que permanecen visibles aún hoy, haciendo de Laroque-des-Albères un pueblo con un fuerte patrimonio edificado.
Qué hacer:
Para esta última etapa, la cita es en Amélie-les-Bains, una ciudad en la que se combinan naturaleza y patrimonio. Aquí el número de días soleados es equivalente al de Roma, así que es el momento de disfrutar de la naturaleza y del vigorizante aire de la montaña.
Qué hacer: